miércoles, 17 de febrero de 2010

Analisis de la Situación

Antes de que el mundo pueda llegar a ser un lugar más seguro, agradable, sano y bello, todas las naciones deben hacer un balance y comenzar a solucionar sus propias debilidades y complejos psicológicos. Estos complejos están relacionados principalmente con las crisis actuales que enfrentan todas las naciones y que tienen su origen en los problemas que siguen sin resolverse.

El egoísmo nacional sigue alimentándose de las posesiones materiales y de los sistemas económicos imperantes. La ciencia y la técnica siguen estando al servicio de los intereses de unos pocos. En lo externo, el nacionalismo causa divisiones entre las personas. Sus efectos más graves son las guerras, la destrucción y la contaminación. En lo íntimo, psicológicamente, esta identificación con la patria, con una idea, es una forma de auto-engaño y/o expansión del yo. El caos del mundo es la proyección del caos individual. El nacionalismo divide al hombre.

El nacionalismo -con su veneno, sus miserias y la lucha mundial que acarrea- sólo desaparece cuando hay inteligencia, y la inteligencia surge cuando comprendemos los problemas a medida que se presentan. Cuando hay comprensión del problema en sus diferentes niveles -no sólo en la parte externa sino de lo que él implica en su aspecto interno, psicológico-, entonces, en ese proceso, la inteligencia se manifiesta.

El fin de un problema propicia la oportunidad para el surgir de un nuevo mundo. Las crisis y los problemas son retos que propician el cambio. Alrededor de los valores de la justa medida
(Equilibrio entre lo más y lo menos) y del cuidado esencial [Relación de amor entre todos los Seres] se construirán los pactos sociales y ecológicos que asentaran las bases firmes para una nueva y la de una sociedad mundial más justa, solidaria y sostenible.

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